martes, 15 de abril de 2008
Siempre he vivido tranquila económicamente hablando, cuando era chica incluso pensaba que eramos ricos o algo parecido porque nunca oí queja alguna en mi casa por dinero. Y no eramos ricos, para nada, solo no nos quejabamos por no tener lujos de más. Luego conforme fui creciendo me fueron haciendo partícipe de la situación económica de la casa, no sé por qué razón oculta y misteriosa mis padres creyeron que de los tres hermanos yo sería la que podría aguantar ese "descargue" por parte suya, así a mi corta edad de secundaria ya estaba enterada de cuanto ganaba mi papa, cuanto gastábamos de luz, de renta, de comida para el perro, me podian mandar sola al super para "hacer la despensa", incluso mi padre me dio mi primera tarjeta bancaria y decidió darme el dinero para la escuela de manera mensual... sí, no como cualquier jovencito puberto mimado que le dan lo del dia y se lo gasta todo porque sabe que al siguiente dia le darán más. Aun así yo no tenia sufrimiento económico.
Conforme pasaba el tiempo eso iba en aumento, mi madre se empezó a quejar conmigo de que no le alcanzaba el gasto, de que mi papá no mandaba a tiempo el dinero o de que lo mandaba incompleto, de que mi hermana era (y es) una inconsciente económicamente hablando. Aun así yo seguia feliz sin sufrimiento.
Luego empecé a trabajar y ganar dinero, entonces me volví prestamista oficial en la casa porque siempre he sido buena administrando mi lana, podia darme lujitos y que aun me sobrara asi que me empezaron a verme en calidad de banco de interes social. Aun asi seguia feliz y aparte podía ayudar en algo en mi casa (Ya que no lavo, no plancho, no cocino y solo ocasionalmente tiendo mi cama).
Entonces ante este espejismo de bonanza decidí hacerme cargo de algunos gastos sumamente importantísimos y vitales en una casa: Cable e Internet, sentí el jalón pero de ahi no pasó, aun seguia en la "opulencia". El virus del consumismo me atacó y me hice de tarjetas de credito y departamentales y a llenarlas, además que me volví adicta a las compras por internet. Iba llenando el carrito poco a poco. La bomba detonante llegó en forma de carro, por dios que si es caro tener un automovil, vivo para él y es el dueño de mis quincenas. Aun así seguia feliz porque aunque mi quincena la viera pasar de lejos siempre tuve un apoyo que supe que en cualquier situacion me auxiliaria: Mi papa. Y aunque casi no recurro a él, el solo hecho de saber que tengo respaldo es suficiente para no sufrir apuros monetarios.
Ahora mi papa ha decidido usarme, al igual que me madre desde hace mucho tiempo, como desahogo de sus penas financieras. Escogió un mal momento puesto que yo tambien estoy en una mala racha y el saber que él está en las mismas condiciones es preocupante. Nunca me he puesto a pensar que pasaria si en verdad quebrara la empresa y ya no tuvieramos más esa seguridad, ese apoyo. Es la primera vez que me preocupa, supongo que tendré que cahmbear más por si las dudas. Voy a buscar en el baul de mis gracias y monerias haber qué encuentro que sepa hacer y me remunere bien (sin albur) Se aceptan sugerencias.
Etiquetitas: crónicas, Directo del Buzón, quejas
2 comentarios bien escritos:
Yo he vivido preocupado todas y cada una de las quincena$ de mi vida =(
Saludos!!
Alonso: se comparte ese sentir jejeje.
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