martes, 8 de abril de 2008

Vicisitudes

Me levanté como 5 minutos antes de la hora acostumbrada así que con todo ese tiempo de sobra me sentí soñada y me arreglé con la calma del mundo, tanta calma que se me hizo un poco tarde

Ya encaminada cuesta arriba cual hoja al viento se me ocurrió mirar el bello horizonte lleno de techos, cables y zapatos colgados, se veía algo nublado, regresé a casa por mi saco.

Una vez de vuelta al camino decidí que no era tan tarde y me fui a paso normal, que para personas normales sería paso lento pero así camino yo y más de subida.

Ya casi llegando al final de la subida el jefe iba llegando y se detenía para esperarme. Corrí todo lo que mis tacones me permitieron, aun así cuando cerré la puerta del coche miró su reloj, no pude dar excusas porque malamente podía respirar y creí que lo mas sano sería poner atención primero a la respiración.

Había tráfico para variar, nos desviamos por un lugar que según yo y mi sentido arácnido te tardas más que si te aventuraras a cruzar por el infernal tráfico matutino.

Llegando a la oficina el chisme es primero, así como rezar en las noches o bañarse en la mañana, el chisme es así. Cuando el jefe llegó a la oficina nos preguntó nuestros pendientes, los míos son mucho, ando algo atrasada, quizá por el hecho de que ya tengo salida a Internet y me pongo a escribir mails, revisar mis incertidumbres y preparar post como este, pero en fin, tal vez no sea la causa.

Aprovechando un espacio en que el jefe salió proseguimos a seguir con el chisme. —¿Y a qué hora te vas a ver lo de tu inscripción? —Preguntó Adri. —Como a las 10 más o menos —le contesté chismosamente. —Pero ya casi son las diez. —replicó. —Sí, pero ayer el jefe me dijo que tenía que ir a Xalapa en la mañana y me daba el aventón —Contesté con mi mente sana y pura. De ahí el sentido arácnido de mis compañeras se agudizó y fui el blanco de las burlas. En conclusión llegamos a considerar que en Cholula Puebla hay buenos conventos, jajajaja.

Como a las 10 y media el jefe dio la señal de partido, agarré mi bolsita, mi Death Note con pluma en mano por si se ofrecía (muajajaja) y nos fuimos, se fue lento, lento, bien lento manejando, el problema es que mi jefe no sabe que soy paranoica, se ofreció a llevarme hasta el edificio del SEA pero antes pasamos a cargar gasolina lento, lento, bien lento. Ya en el edificio preguntó si pasaba por mí, le dije que no se preocupara porque no sabía a qué hora iba a terminar, me contestó que de todos modos se iba a regresar por ahí para ver si aun estaba. Bajé del coche y caminé rápido a la entrada del edificio, una vez adentro me sentí segura.

Hice mi trámite, claro que antes anduve dando de vueltas por los 3 pisos del edificio, me esperé a que la secre terminara de echarse el chisme con la de junto y al final me atendió, fue bastante rápido, pensé que los dioses estaban a mi favor, 15 minutos más tarde estaba saliendo bien rápido, contenta y feliz del SEA ( si alguien ha ido alguna vez se podrán dar cuenta de que eso es sumamente raro). Por supuesto que no iba a esperar al jefe, noooo, me fui a la parada del camioncito y otra vez los dioses hicieron lo suyo y pasó rápido mi autobús.

Disfruté la ruta larga y panorámica de Murillo Vidal a los Sauces en un ruta 8 y después de 20 minutos de andar paseando en camión del servicio urbano llegué a mi destino, esperé otros 5 minutitos antes de que llegara el camión a mi trabajo.

Durante la espera sucedió algo grotesco, estaba yo bien mona parada con mi uniforme limpiecito y nuevo, peinadita (no mucho) derechita y con bolsita en mano esperando que un camión verde llegara a mi encuentro cuando de pronto una señora en un monza azul (empiezo a creer que los monza no están bien vistos por los dioses) se estacionó junto a donde yo estaba y rompió con las llantas una botella de cerveza semillena. Doy gracias por no haber bostezado en ese momento.

Llegó el camión verde, me subí y ya instalada en el asiento me llamó el jefe. —Por dónde andas. —preguntó. —En los Sauces —le dije. —Ahh espérame, ya voy para allá. Me bajé del camión y esperé. Ya no iba a desafiar a los dioses otra vez, con lo de la botella fue suficiente, jaja.

En conclusión extraño a mi carro y mucho, ojala se recupere pronto y vuelva a casa.


2 comentarios bien escritos:

Anónimo dijo...

Yo siempre llego tarde, mi lema es: "Más vale tarde que con sueño" en todo caso nadie me da nunca aventones

Tu Gitana dijo...

anónimo: me agrada tu lema