Soy una tonta, de verdad no aprendo, me sigo preocupando por ti, sé que algo te pasa, te vez intranquilo. Me duele que no me cuentes tus problemas y me duele no poder apoyarte, pero fue tu decisión y la tengo que respetar. Me sentía triste porque tú eras feliz y no te afectaba ni un poquito lo que pasó con nosotros, pero ahora que te veo triste me sigo sintiendo triste, porque no me gusta verte así. Me gustaría abrazarte y decirte que todo va a estar bien, pero me tendré que conformar con sólo pensarlo muy fuerte, tan fuerte que haga eco y en verdad te sientas bien. Sé bien que no son mi brazos de donde buscas consuelo, sé que no puedo estar tras de ti para apoyarte incondicionalmente, sé que no me necesitas, sé todo eso y aún me sigo sintiendo triste porque no pude y no puedo hacer nada por ti, porque no llené tus expectativas, y porque aún puedo ver que no las consigues llenar tú mismo. Cada vez me siento más lejos de ti y de tu vida, eso si alguna vez estuve cerca. Pero no aprendo, sigo pensándote, sigo atormentándome, esto es sintomático, casi masoquista, te sigo extrañando, me sigo preocupando por ti y no veo la hora en que deje de hacerlo. Aunque ya debo acabar de hacerme a la idea de que tus asuntos no son los míos, debo lograr separarte completamente, aunque no niego que me gustaría correr a abrazarte y besarte la frente, me gustaría que todo fuera como en ese tiempo en que no me importaba nada y me sentía feliz, me gustaría volver a estar contigo, me gustaría que me miraras de nuevo y que me derritieras, me gustaría que me necesitaras y que te apoyaras en mí, me gustaría todo eso, pero no hay vuelta atrás, y de eso creo que es lo único que tengo claro y seguro. Adiós una vez más.