lunes, 26 de mayo de 2008
Es lunes, por Dios, lunes en la mañana, estoy en mi autoproclamada "hora del desayuno" con mi vasito desechable lleno de avena sabor nuez y pasas que más bien hoy sabe a sal, de frente al monitor, los audífonos puestos, con un sueño insufrible y escribiendo estas líneas. Es lunes de vuelta a la rutina.
Mi fin de semana fue bueno, cansadito, bastante cansado y aunque he tenido mejores fines de semana este en particular me dejó una anécdota que contaré a mis nietos para presumirles lo inconsciente que alguna vez fue su abuela y sigan mi ejemplo jajajaja.
Viernes rico aunque tenía dos exámenes en sabadito. El sábado llegué tempranito a clases, tuve mis dos exámenes consecutivos con sus correspondientes acordeones y plegarias, de ahí decidimos no regresar a la clase de la tarde, nos fuimos en busca de un buen lugar donde comer y chelear (léase botanero) y ya estando ahí se armó el plan: vámonos al puerto. En el puerto no se nos ocurre otra cosa que no sea ir a bailar, bueno si se nos ocurre pero esa es la primordial, así que nos fuimos a un club de salsa al cual ya habíamos ido veces antes y habíamos comprobado lo bueno del lugar si lo que se busca es bailar toda la noche sin sentarse a respirar, además ahí iba a tocar un güerito-músico-alemán que suele acompañarnos cada vez que vamos a bailar, llegamos temprano, nos dieron una buena mesa y todo el show, hasta saludos nos mandaron por el micro…. Pero el güerito se tenia que ir porque tenía otra tocada en otro sitio así que decidimos escuchar al grupo que seguía un rato y luego ir a alcanzarlo, nos sentamos, escuchamos, pedimos la cuenta y después de las 241453 horas que tardó el mesero en traérnosla nos dispusimos a pagar, una amiga que traía billete grande se lo alcanzó al mesero, a los diez minutos estaba de vuelta con el billete íntegro, se me acercó al oído y me regresó el billete diciendo que el caballero de la mesa de atrás había pagado nuestra cuenta y que si nos podíamos quedar un rato más para bailar con él. La paranoia se hizo presente, estábamos solas, ni siquiera le había llamado a mi primo que trabaja en protección civil para que nos acompañara, eso de salir solas de un lugar a deshoras de la noche no es lo más seguro del mundo, mi celular estaba en el coche y ni para llamarlo pa que viniera por nosotras. ¿Qué por qué la paranoia?, ¿Qué si nunca nos había pasado que nos pagaran la cuenta un desconocido? Lo que hizo disparar nuestras mentes y recordar todas las noticias trágicas y malaleche fueron las condiciones del suceso y no el hecho de que alguien nos invite la cuenta. Ya nos habíamos percatado de la presencia de unos hombres que venían solos y estaban sentados en la mesa de atrás, no se pararon nunca a bailar, no estaban platicando entre ellos y uno de ellos se la pasaba constantemente hablando por celular, además traían guardaespaldas y digo, por favor, el lugar esta medio pinche, no es fresón, no vas a encontrar la élite veracruzana ahí, el cover es de los mas baras, tampoco es un tugurio ni lugar de mala muerte pero lo que quiero decir es que no es un lugar exclusivo como para que vaya gente importante con guaruras y toda la cosa, solo es un lugar normalito con buena música y ambiente pa bailar. Además ya había habido una comunicación previa antes de lo del pago de la cuenta, nos habíamos quedado Vero y yo en la mesa y estábamos peleándonos con el encendedor porque estaba medio duro y no lo podíamos usar, así que Vero empezó a pedir fuego en las mesas circundantes y este señor bien amable le ofreció fuego, claro, no dijo ni una palabra. Este señor además nos envió otra ronda de cervezas como parte de su "cortesía". Además antes de irse el güerito le había contado a Vero que hacía unos días había sido secuestrado por los zetas, hecho aislado y que no tenía nada que ver con el asunto pero contribuyó a la causa. Teníamos las cervezas en frente y yo me paré a bailar, cuando regresé no me dejaron ni terminarme la mía, ya nos íbamos. El mesero al ver que nos íbamos nos dijo "se van con mucho cuidado" en tono serio… ahhh… aun así somos educadas y pasamos despidiéndonos para dar las gracias y le estrechamos la mano, yo lo vi directo a los ojos mientras estrechaba su mano, en algún lugar me dijeron que eso les impone y hace que disipe las malas intenciones ya que los hombres que planean atacar a una mujer basan su confianza en que ésta le tendrá miedo y acciones como mirarlo de frente demuestran lo contrario y los desanima, es probable que no sirva pero en fin… al salir de ahí no me quería quedar con la duda y le pregunté al de la puerta si lo conocía y me dijo que no pero que si traía guarura seguro era el dueño que era un señor de sombrero y sí vimos a ese señor en la mesa pero se fue rápido…. En conclusión creemos que eran narcos… Después fuimos a alcanzar al güero, el lugar era mas "nice", más fresón, con más gente bonita y pues estaba agradable el ambiente, le contamos nuestra panchoaventura y dijo que sí, que era muy probable que fuera narco, que en ese lugar se da mucho y que por lo general en todo el puerto…. Nadie nos pagó la cuenta ahí.
Hoy es lunes y sigo sentada frente a la computadora de la oficina, mi avena sabor sal con nuez y pasas ya se acabó y el sueño se empeña en quedarse, es bueno la rutina, a veces, solo a veces, es bueno estar aquí para llevarla a cabo.
. MaRISoL .
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