En la mañana tenia asco y dolor de cabeza.
Mi mamá me compró un gansito porque alguien se robo el mío del refri.
El gansito me dió asco y aun asi lo eché a la bolsa.
Llegando a la oficina me pareció que olía feo y me dio más asco.
Y entonces me dio hambre-asco.
Y luego pudo más el hambre.
Me comí el gansito.
No me bastó.
Tomé un litro de agua.
Aún tengo hambre.
Y apenas es la una.
Y como hasta las tres.
Así que me voy a comer una paleta que me encontré en mi cajón.
La paleta es de tamarindo.
Mi estómago me va mentar la madre.
Ni modo estómago.