martes, 3 de junio de 2008
A la orilla de la chimenea.
Joaquin Sabina
Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual
que los labios
que beso en mis sueños.
Puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo,
tu todo,
tu esclavo, tu fiebre tu dueño.
Y si quieres también
puedo ser tu estación y tu tren
tu mal y tu bien
tu pan y tu vino
tu pecado, tu dios, tu asesino…
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea
Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor
que me falta valor
para atarte a mi cama.
Puedo ponerme digno y decir
toma mi dirección
cuando te hartes de amores
baratos de un rato… me llamas.
Y si quieres también
puedo ser tu trapecio y tu red
tu adiós y tu ven
tu manta y tu frío
tu resaca, tu lunes, tu hastío.
O tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada una duda
en mitad de la calle y desnuda
Y si quieres también
puedo ser tu abogado y tu juez
tu miedo y tu fe
tu noche y tu día
tu rencor, tu porqué, y tu agionía.
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea
O tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada una duda
en mitad de la calle y desnuda
Etiquetitas: Canciones, días tristes, pandita
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