martes, 13 de octubre de 2009
La casa había estado llena de gente. Gente de todos lados, gente de toda índole. La abstracción ante esta situación le fue de gran ayuda, solo los veía pasar, sin rostros, sin nombres, sentir sin detenerse a observar la persona que había pasado a su lado. Así siguieron los días, la gente fue cambiando, fue menguando pero la sensación estaba ahí: la casa llena. Su cuarto había sido un refugio y ahí corría cada vez que se sentía aturdida. En la tranquilidad de su habitación se dispuso a leer un poco, se acomodó de espaldas hacia la puerta y justo en el climax de la historia sintió el rostro de alguno de los cohabitantes cercano al suyo, podía distiguir la silueta, la estaban espiando, trataban de averiguar lo que ella leía, todo había sido superado, su intimidad había sido penetrada ¡cómo era posible que se atrevieran a entrar en su cuarto y encima observarla con tal descaro! Volteó para descubrir a su invasor. La habitación estaba vacía.
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5 comentarios bien escritos:
Buen texto Gitana!.
Acompañados aunque no queramos.
Saluditos!
los espiritus se agolpan entorno a los vivos, nos espian, se introducen en nuestras soledades, las inundan con su presencia.
saludos!!
Orizschna: asi es, a fuercita jajajaja... saluditos!!!
Alonso: bien metiches ellos, jojojojo... saluditos!!!
Los espiritus no tienen nombre? los anonimos son inofencivos, los que conservan nombre e imagen pueden ser muy peligrosos
Drizzt: no creo que la falta de nombre mengue sus fuerzas si de espíritus malignos estamos hablando.... estamos??¿?... jojojojo... no sea que sin querer los estemos llamando... saluditos!!!
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