Muchas veces me he quejado de mi trabajo puesto que hay muchas cosas que me recuerdan a él (entendamos por él a cierto panda que ya no deseo mencionar). Esto me ha ocasionado que no disfrute mi trabajo, que me sienta insatisfecha y que quiera salir corriendo de la oficina para no volver nunca jamás. Esos pensamientos suelen cruzarse por mi mente principalmente cuando escucho cierta canción, miro cierto libro, o escucho comentarios enfocados a él o a su vida, estos últimos son los que suelen molestarme más, una cosa es que yo recuerde y otra es que me lo recuerden, que no es lo mismo pero es igual.
Pues bien, estábamos el día de hoy en plena sesión de lavadero (nadie traía ganas de trabajar) y como siempre el Jefe se encargó de actualizarme en la vida del susodicho.
Resulta que el susodicho, con todo y la noviecilla esa que tiene, con todo y sus promesas de matrimonio que le hizo, con todo y su rollo macabro de “me voy en busca de la felicidad y quiero se feliz con mi novia y me voy a casar y las arañas”, con todo eso sigue siendo un pobre, inmaduro e infeliz ser ya que no sabe bien que es lo que quiere. ¿Qué por qué lo pienso? Ah pues me contó mi Jefe que le contaron (lavadero power) que anduvo buscando de nuevo conquistar a su antigua novia de diez años atrás, que porque no la ha olvidado ¡Imagínense!!!! Eso definitivamente es patético, lo bueno es que la antigua novia, a diferencia de él, si tiene cabeza y sí sabe lo quiere, así que lo mandó derechito allá por donde no pasa Dios, sí, lo rechazó, y era de esperarse pues fue a reconquistarla aun teniendo la noviecilla esa que les mencioné anteriormente. Aquí mi sentido arácnido se agudiza y pienso: Haber, entonces fue con aquella para ver si lograba algo, pero no terminó con la novia en turno ¿por si las dudas?, digo, uno nunca sabe cómo va a reaccionar la ex novia de diez años atrás, que tal si le decía que no y se quedaba sin su sexo gratis que tanto disfruta, no, eso no le podía pasar.
En fin, ahora me pregunto, qué tienen los hombres en la cabeza. Gran incógnita para mí. El caso es que la plática me ayudó en mi camino por darme cuenta de que él no es alguien digno de mi y de mis lágrimas, confieso que en momentos como este me siento algo, o mas bien bastante estúpida por todo lo que le llorado al hombre. Y es que me doy cuenta de que lo tenia idealizado tanto que ni siquiera me daba cuenta de lo que en realidad era él como persona. A quien le lloro es a la imagen en mi cabeza, esa que no existe. Ahora pareciera que disfruto de la pena ajena, pero no estoy contenta por lo que le pase a él, estoy contenta conmigo misma y de que la suerte me sonrio cuando lo alejó de mí. He dicho.
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